Primera gran obra del joven neozelandés Dylan Horrocks, es una concisa, personal y nítida reflexión acerca de la historieta, de los lectores y acerca también de los creadores. Todo ello a través de la búsqueda por parte del periodista Leonard Batts de los orígenes de la nueva estrella de los tebeos de superhéroes Dick Burger que le conduce hasta el pequeño pueblo de Hicksville, pequeña y sencilla aldea en la costa meridional de Nueva Zelanda. Serializada por el sello Black Eye fue recopilada por Drawn and Quarterly hace ya unos cuatro años, tiene edición francesa a cargo de L’Association e italiana de la mano de Black Velvet, además de haber sido galardonada en pasadas ediciones de los premios Ignatz y Harvey.
El relato se estructura en varios fragmentos protagonizados por diferentes personajes, con algún en común, que adquieren su verdadera dimensión al final del libro. En éste, se dan citan los elementos fundamentales que marcan el destino humano: miedo, inseguridad, éxito, amor, humor y, en algunos, el maravilloso mundo de los cómics. En una trama rodeada de misterio, el mundo del cómic goza de un principal protagonismo. Cada uno de los capítulos viene encabezado por una cita de un gran autor histórico del medio a modo de presagio del mismo y las continuas referencias hacen del mismo un cómplice esencial del lector. A ello, hay que sumarle la introducción de factores como el éxito y la decadencia en el apogeo del mismo, la devaluación del autor que parece que lo es todo y no es nada, la mentira de las grandes parafernalias “éxito de ventas”, la triste historia de lo que nunca se publicó (maravillosamente representado en la ciudad de Hicksville) y se perdió (… o no…), es decir, la materia misma de la que están hechos los cómics.
El magnífico guión, inundado de continuas metáforas, símbolos y giros, es, formalmente representado por medio de un dibujo personal, tosco en representación humana pero muy válida para su historia e intención. Su simplificación abstracta le permite mostrar esos sentimientos con mayor fuerza que un dibujo detallado y más realista, no olvidando la imagen del verdadero protagonista: la ciudad de Hicksville. Sus gentes y su paisaje conforman un gran mosaico que aúna todo el conjunto.
En conjunto, nos encontramos ante una novela gráfica brillante, compleja, llena de intensidad, misterio,.. de aquellas que hay que releer una y otra vez para deleitarnos y descubrir nuevos detalles. Es muy difícil de analizar, sólo recomiendo que la lean y opinen.
Jfm