Libro de historietas encuadernado en rústica de 84 páginas interiores en blanco y negro más cubiertas en color con solapas. Volumen único.
Esta novela gráfica mereció la primera edición del Premio Ñ de Historieta 2012, con un jurado integrado por Horacio Altuna, Juan Sasturain, Juan Carlos Kreimer, Fernando Calvi y Diego Marinelli. El mimso equipo de guionista y dibujante ganó en 2011 con Residuos Circulares el Primer Premio del Crack Bang Boom, de Rosario. En el prólogo, el nombrado Sasturain manifiesta: “...cabe señalar como uno de los mayores méritos de Reparador de sueños la elección de un inusual tono lírico, intimista, adecuado a la hermosa historia menor de personajes sensibles sin vocación heroica...”
Cacho posee un pequeño taller barrial donde ejerce su oficio de mecánico que repara sueñomotores en la ciudad de Polenia, cuyo diseño y organización política traen a la memoria Metrópolis (1927), el notable filme de Fritz Lang, o el más cercano Blade Runner (1982), de Ridley Scott.. Sus habitantes se han convertido en autómatas humanos manipulados a través de los sueños por el gobierno totalitario del Triángulo Real, que proclama por intermedio de uno de sus miembros: “Para que los ciudadanos puedan acceder hoy a la más absoluta de las felicidades...basada en la pureza de la geometría y en la solidez imponente del acero mecánico”. Así, se considera nocivo el sueño natural, de modo que la población sólo tiene derecho a recordar los fragmentos permitidos y debe sepultar sus fantasías e ilusiones. O sea, impera una censura onírica, y la narración adquiere por ello un sesgo freudiano. El clima de angustia y opresión aplasta a los ciudadanos a la manera de 1984, la novela que George Orwel escribió en 1947/1948, o a la que propone Ministerio (1986), de Ricardo Barreiro y Francisco Solano López. Pero todo se complica en este universo regimentado cuando Cacho y su clienta Elizabeth se enamoran.