Libro de historietas encuadernado en cartoné de 80 páginas interiores blanco y negro.
Laura vuelve otra vez por sus fueros para entablar un diálogo con Marcel Schwob, en cuyas imágenes «irreales» el francés había percibido la esencia de su obra. Se trata de llevar a la historieta algunas de aquellas Vidas imaginarias que lo hicieron acreedor a un notable elenco de admiradores, en las que este otro ser-isla no puso en pie «un realismo irreal», como sectores de la crítica han sancionado, sino una fastuosa construcción sustentada por los juegos de la apariencia, como certeramente le he visto defender a nuestro Enrique Vila-Matas, otro virtuoso de este comportamiento, que se refirió a Schwob como «el hombre incapaz de distinguir entre lo falso y lo verdadero, refugiado siempre en el arte, el gran estimulante de la vida, que sabe convertir la apariencia en esencia...».