Segundo don Juan Tenorio, alma fiera e insolente, irreligioso y valiente, altanero y reñidor.
Siempre el insulto en los ojos, en los labios la ironía, nada teme y todo fía de su espada y su valor.
Siempre en lances y en amores, siempre en báquicas orgías, mezcla en palabras impías un chiste y una maldición.
En su arrogancia y sus vicios, caballeresca apostura, agilidad y bravura, ninguno alcanza a igualar; que hasta en sus crímenes mismos, en su impiedad y altiveza, pone un sello de grandeza don Félix de Montemar.
Adaptación de El Estudiante de Salamanca de José de Espronceda, obra cumbre del Romanticismo español, a cargo de Ricardo Vílbor y Rodrigo Vázquez