Delzie es terriblemente desgraciada. En sus muchas temporadas en Londres no le han hecho ni una sola propuesta de matrimonio, cuando su padre muera toda su fortuna pasará a un primo lejano y además, su mejor amiga se ha casado con un capitán de fragata y se ha trasladado a Jamaica.
Para mayor agravio, la lluvia amenaza con arruinar su fiesta de cumpleaños, aunque no tanto como esa visita inesperada de su primo, sí, el mismo que va heredar la fortuna de su padre... y que tiene unas estupendas pantorrillas, además de una voz que es como caramelo cayendo sobre avellanas cayendo sobre bizcocho. Sobre uno bien húmedo que se deshiciera en la boca.
Quizá, le escribe Delzie a su mejor amiga, haya merecido la pena llegar soltera a la avanzada edad de veinticinco años.